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Traducido al español por Pavel Rubio-Hormazabal

Sobre y en contra de la violencia lenta del colonialismo (de los colonos), el capitalismo racializado y la injusticia ambiental, “rechazo” se ha hecho su camino en el léxico de las metodologías de investigación activistas y la teoría social critica, siendo aplaudida y criticada a la vez.

Por un lado, el ‘rechazo’ de hacer visible las acciones de grupos sociales marginalizados dada la preocupación de que esto pueda dañar o justificar una hostilidad hacia ellos es visto como equivalente a una forma de esencialismo romantizado. El resultado, postula Sherry Ortner (1995), es un achatamiento y deshumanización de la complejidad de lo social.

Al contrario, rechazo es visto como un acto decolonial que presiona los límites de una política liberal de reconocimiento. Audra Simpson (2017) propone que el acto de hacerse a uno mismo conocible y portador de derechos a través de demandas a categorías de ciudadanía, formas de conocimiento fetichizadas, o propiedad/apropiabilidad solo capturan y contienen demandas por justicia de personas marginalizadas. En sus palabras, esas tensiones por reconocimiento son siempre ya forjadas dentro de estructuras de violencia, dominación y expropiación y solo sirven para consolidar su autoridad. En contraste a reconocimiento o resistencia, Simpson teoriza ‘rechazo’ como un mirar a otro lado, al mismo tiempo un rechazo de los aparatos de estado fomentados en imperio colonial y un repudio a lo que podríamos llamar una forma racializada de capitalismo realista de Mark Fisher (2009).

‘Rechazo’, entendido en estos términos, es al mismo tiempo una sensibilidad investigadora y una postura política. Rechazo es presenciada en movimientos sociales y actos cotidianos, como el subalterno refuta y evade categorías socio-legales que justifican la detención, deportación, desplazamiento, ocupación, y expropiación. Rechazo puede ser encontrado en actos que transgreden las manifestaciones materiales del capitalismo racializado a través de cualquier cosa, desde cruces de frontera irregulares a bailar, pisar fuerte, y cantar en rechazo de los esfuerzos de estado de ‘Gobernabilidad negra’ a través de la escolarización (Shange, 2019). Rechazo puede ser visto en demandas de participantes de investigación para determinar cuáles aspectos de sus historias se hacen públicos, un límite puesto por comunidades subalternas a la mirada y pluma de la persona investigadora para evitar comprometer sus beneficios políticos (Simpson, 2007). Rechazo se manifiesta en el cuerpo académico de los estudios de la niñez cuando jóvenes interlocutores se distancian de la posición de ‘expertos culturales’ o ‘niño agente’ (Mack & Newerry, 2020). Entendido de estas formas, rechazo puede ser visto como un desafío a investigadores para evitar la complicidad en aumentar la marginalización de sus interlocutores, sea esto a través de representaciones voyeristas de sufrimiento y trauma que oscurecen sus causas estructurales e interseccionales (Tuck & Yang, 2014) o a través de traer a la superficie sociabilidades escondidas que son usadas para el beneficio del privilegiado, como en la movilización de redes de parentesco y comunidad al servicio de deudores (Federici, 2014).

Quienes proponen las políticas del rechazo insisten en que es más que un ‘no’; resaltando su frontera creativa y generativa. Mirar a otro lado es también mirar hacia, provocando nuevos imaginarios, nuevos modos de análisis, y proyectos políticos transformadores (McGranahan, 2016). Rechazo invita a investigadores a cuestionar teorías de cambio motivadas y representadas por narrativas victimizantes. En su lugar, proponen Tuck y Yang, ellas nos urgen a girar el locus de nuestra perspectiva a interrogaciones históricas del poder, instituciones estatales, economías políticas, y espacios injustos (Tuck & Yang, 2014).

Rechazo no ha tenido una amplia interacción – a la fecha – en los estudios de la niñez, aunque con notables excepciones mencionadas previamente, dado un fuerte enfoque en el reconocimiento e inclusión de niños y niñez por investigadores en nuestro campo. Esta es una discusión que esperamos extender. Les proponemos a los comentadores invitados y a la audiencia reflexionar a partir de, entre otras, las siguientes preguntas:

  • ¿Cuáles rechazos hemos, como investigadores en estudios de la niñez, omitido, ignorado, o borrado y con qué efectos? ¿Cómo es que rechazos nos ayuda a teorizar ‘cuál niño, cuáles niños y niñez… traemos a ser por medio de nuestra academia y cuáles… imposibilitamos’ (Spyrou, Rosen, & Cook, 2019, p.6)? ¿Qué hemos rechazado y qué dice esto sobre las políticas de rechazo a través de diferencia y estratificación, incluyendo generacional y otras inequidades?
  • Proponiendo enérgicamente que alejemos nuestra unidad de análisis desde las personas marginalizadas (sin importar si son objetivizadas/subjetivizadas) y narrativas del dolor, cómo podremos reimaginar los estudios de la niñez con su centro en la voz, experticia, y agencia de los niños, dentro de una política del reconocimiento? ¿Cuáles son las instituciones, sitios/formas/modos del poder, y formas mutantes del realismo capitalista en las vidas de niños marginalisados que demandan exploración, interrogación y reimaginación? ¿Cómo puede esto ser estudiado en maneras en que no se re-borre a niños y la niñez de lo social?

Citar como: Rachel Rosen, “¿Rechazos de la niñez? Comentarios iniciales,” en Reimagining Childhood Studies, 3 de marzo de 2021, https://reimaginingchildhoodstudies.com/rechazos-de-la-ninez-comentarios-iniciales Traducido al español por Pavel Rubio-Hormazabal.

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